Andolini había trabajado duro durante su fin de semana en Milán, donde había rodado sin parar. Agotado, estaba a punto de regresar a Lyon en tren cuando Lucifer apareció ante él en los anexos de la Estación Central. De ojos oscuros, piel blanca inmaculada y sonrisa hambrienta, Andolini intuyó a primera vista que Lucifer tenía hambre y supo que podría alimentarle a pesar del productivo fin de semana. Entonces Andolini empezó a hablar a Lucifer con una voz tranquila, casi hipnótica, y Lucifer se sintió como si le hubieran desnudado. Lucifer, aturdido por Andolini, abrió la puerta de una cabaña y le pidió a Andolini que lo acompañara. El resto en imágenes ... aquí