Theo, amante de las plantas, pasa la mayor parte de su tiempo libre observando la flora y la fauna del parque de la Tête d'Or de Lyon. Allí se cruzó con Andolini, que se había fijado en su atuendo y decidió acercarse a él.
La conversación entre los dos hombres fue rica en nuevos conocimientos para Andolini, que quedó cautivado por los conocimientos de Theo sobre las plantas exóticas del invernadero. Juntos exploraron los recovecos de este oasis tropical, asombrados por la belleza de las especies vegetales que les rodeaban.
Al final de la visita, Andolini propuso a Theo venir a compartir con él su pasión en su piso, a pocos pasos del parque. Theo aceptó con una sonrisa cómplice.
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