Andolini y papá estaban sin aliento después de correr alrededor del estadio de la Universidad Lyon 1. Querían descansar y tomar algo fresco. Fue entonces cuando vieron a un guapo estudiante italiano que salía de un edificio universitario.
Andolini puso su mejor acento italiano y se acercó a él. "¡Ciao, bello! ¿Cómo estás?", le preguntó con una sonrisa encantadora. El estudiante italiano se sorprendió un poco, pero respondió con una sonrisa: "Estoy bien, ¡gracias! ¿Y tú?"
Papá aprovechó la oportunidad para entablar conversación mientras dejaba ver su pieza en sus ajustados pantalones cortos. El estudiante italiano, no impasible ante el espectáculo que le ofrecía papá, explicó a los dos deportistas que estaba aprendiendo el idioma. Andolini y papá quedaron impresionados por su nivel de francés, pero también por su amabilidad y encanto.
Acabaron intercambiando números de teléfono y Andolini no pudo resistirse a ofrecerles acompañarles a su casa mientras se duchaban.
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