Esta vez, Andolini tuvo un encuentro inesperado en el Centre Commerical de la Part Dieu de Lyon. Aquel día, Andolini paseaba por los pasillos del centro comercial cuando se percató de que un hombre le observaba desde lejos. Un hombre de piel oscura, ojos color avellana, de la Generación Z, con una banderita marroquí bordada en la mochila que le venía como anillo al dedo a Andolini. Se cruzaron varias veces, pero no dijeron nada.
Fue al encontrarse de nuevo en las escaleras mecánicas cuando el marroquí se animó por fin a acercarse a Andolini. Le dijo que le había reconocido y que si Andolini le necesitaba estaba disponible.
Andolini se mostró sorprendido pero intrigado por este encuentro improvisado. El marroquí le explicó que acababa de llegar a Lyon y que había visto muchas cosas sobre Andolini en Internet. Le dijo que admiraba sus activos y sus vídeos.
Andolini se interesó cada vez más por el perfil del marroquí y empezó a hablar con el joven. Intercambiaron números de teléfono para que Andolini pudiera darle indicaciones para descubrir su mundo.
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