La sesión de deporte con Andolini no fue suficiente para el pequeño Hugo. Va directo a la guarida del semental de Lyon. Hugo empezó despacio, tocándose sensualmente en la escalera de incendios. Andolini, obviamente, no pudo resistirse.
Andolini cede y empieza a dar de comer al joven, pero para acabar bien los dos hombres bajan al sótano. Andolini está a punto de dar su proteína a la espalda de Hugo.
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