Andolini había ganado un masaje en las redes en un nuevo salón que acababa de abrir en Lyon. Cuando reservó el masaje, Andolini fue al salón para asegurarse de que la masajista le daría el masaje.
Una vez en el salón, explicó a la anfitriona que había ganado un masaje de cuerpo entero y que quería que se lo hiciera un masajista porque era tan grande que resultaba difícil de manejar para algunas personas.
Detrás del mostrador, una encantadora azafata golpeó el teclado para dar una respuesta a Andolini. Fue entonces cuando salió un masajista con poca experiencia pero con un físico que atrajo a Andolini a primera vista.
Andolini llamó al masajista, que se presentó como un recién llegado a la estructura pero también al mundo laboral, de nombre Leo. Esta presentación encajó a la perfección con Andolini, que exigió su tratamiento con Leo. Resultó que Leo estaba disponible en ese momento, así que la anfitriona ofreció a Andolini hacer su tratamiento el mismo día. El trato estaba hecho, Andolini fue masajeado muy bien por Leo, que se aplicó en cada parte de su cuerpo.
Al salir del instituto, Andolini le dio a Leo una generosa propina y una nota con su número de teléfono. Y como estaba previsto, esa noche Andolini fue invitado a tomar una copa a casa de Leo.
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